“Jamás olvidare el día que me separé  de mis  padres. Era un mes de junio muy  caluroso.  Esa  noche  apenas  dormí. Siempre hablaban en tono bajito para que no me enterara, pero un día escuche a mi madre decir “partimos al norte el sábado”. Fue muy doloroso.                                                                                                                                                       El día  que  partieron, sólo  llorábamos y me abrazaban, como si presintiéramos que no nos volveriamos a ver por mucho tiempo.  Hicimos  votos  que  nuestra  separación  seria  por  un  corto  lapso. Me consolaban diciendo que sólo iban a conseguir trabajo para mejorar el futuro de la familia. Para que yo pudiera tener una  vida superior con oportunidades de estudio en el norte.”
Israel Marroquí  es  uno  de  los   tantos  adolescentes  centroamericanos  que  forman  parte  del  proceso  migratorio internacional. No hallan alternativas para sobrevivir. Se enfrentan a una búsqueda infructuosa de oportunidades para desarrollarse. La  falta  de alternativas y propuestas  para mejorar la  calidad de vida;  no  les  permite  integrarse a la sociedad debido en gran parte a la crisis económica de la región.
El éxodo  que ocurre a lo  largo de la  frontera entre EEUU y México  es el más grande  en la  historia de la humanidad. Este éxodo ha  sido  calificado de crisis  humanitaria y  las razones que lo impulsan son innumerables. Las víctimas de esta situación son muchas, ent re ellas los adolescentes centroamericanos.

Los principales factores son tres:
La reunificación familiar en los EEUU. Esto ocurre porque los padres dejan a sus hijos en sus países de origen y parten en busca de mejores oportunidades económicas y un porvenir prometedor. 
La falta de una educación adecuada. Esta  falta   de   preparación   resulta   en  la  incapacidad de los padres para salvaguardar un sustento adecuado y una vida digna para sus hijos. No pueden acceder  a  empleos bien remunerados ni pagar una buena educación para sus hijos.
El crimen, la delincuencia organizada y la existencia de grupos armados. El  poder  de estos grupos es tal que en muchos lugares de estos países el estado simplemente ha colapsado.  Las  autoridades no tienen presencia efectiva allí y eso abre la  puerta a  que estos grupos violentos sean los que dominen esos territorios. No existe el estado de derecho.
“Acá  la vida  es  peligrosa,  especialmente con  las  pandillas. Siempre tratan de reclutarte, ya sea para vender droga, cometer asesinatos y, si eres mujer sufrir abusos sexuales, y ser utilizada como prostituta.                                       Al iniciar  la  secundaria es  cuando  comienzan tus problemas. Es  un  constante  acoso  de  las pandillas  para que te incorpores a ellas. Cuando  se  complicaba la  situación,  mis abuelos  me  mandaban  a otro pueblo  con  algún  tío  o conocido.No pude terminar mis estudios. Finalmente,  mi  padre  vino por  mí. Fue extraño el encuentro. Sabía que era mi padre pero sentía más cariño por mi abuelo.”
Según la   agencia de  la   ONU para  los  refugiados  (ACNUR): “El número de  personas  que huyen  de  la violencia en Centroamérica  ha aumentado  a  niveles que  no  se  conocían  desde  que  la región  fue  azotada  por  los  conflictos armados en  los años ochenta.  La violencia a  gran escala y la persecución a manos de grupos criminales armados ya se han convertido, junto con la pobreza y la falta de empleo, en las causas principales de los movimientos migratorios desde  el  Triángulo   Norte. El   ACNUR   considera    que   la   situación  actual  en    Centroamérica    representa   una crisis  de  protección. Expresamos particular  preocupación  por  el  rápido aumento, entre los que  huyen, de  niños no acompañados  y   mujeres,   quienes   se   enfrentan   al reclutamiento en pandillas criminales, la violencia sexual y de género y al asesinato.”
“Adaptarme  a  mi  nueva vida  acá  en  Los Angeles, California,  ha  sido  un  poco  difícil,  pero  hago  lo  posible  para acostumbrarme. Estoy estudiando y quiero  terminar la secundaria para poder continuar con mi música. Durante todo ese tiempo en mi pueblo, la guitarra se convirtió en un escape, un refugio. En casa, mi abuelo tocaba la guitarra. Pertenecía al grupo de la  iglesia donde cantaban y como la guitarra estaba siempre allí a mi alcance, un día comencé a tocar.  Leía algunos  libros  que  te enseñan a tocar guitarra y, poco apoco,  comencé  a  soñar  con  tener  mi  propia banda en EEUU.  Hoy mi  estilo  es instrumental, guitarra  principal o  solista. Admiro  mucho a Joe Satriani, Steve Vai y Yngwie Malmsteen.Quiero  ser  un  guitarrista  famoso.  Estoy t rabajando  duro  para lograr mi sueño. Quiero  crear mi propia música, soft metal e instrumental.”
Estos jóvenes  centroamericanos  huyen de  un  verdadero infierno. Si regresan a él, fácilmente pueden morir a manos de esas maras o de la violencia en general.

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